Llega el momento, María,
la hora de la verdad,
Él te espera y la alegría
rebosa en tu nuevo Hogar.

Todo el Cielo es una fiesta
esperando a celebrar
la llegada de la reina
que nunca quiso reinar.

“¿A qué vienen esas dudas,
Madre, a la hora de marchar?
¿No te espero Yo en el Cielo,
donde vivir es amar?”

“Una pena me retiene,
y es no poder consolar
a todos los que me quieren
en esta tierra mortal”.

“Entonces, duérmete, Madre,
y sube en cuerpo mortal,
para que no dude nadie
que el cuerpo revivirá.

En cuerpo y alma te espero,
desde aquí podrás amar
con todo tu ser entero
a toda la Humanidad”.