Creo que ya he comentado alguna vez que, en mis clases de deontología profesional, hay un momento de cierto estupor en los alumnos. Se supone que cursan el master de abogacía en busca de la máxima competencia y eficacia profesional y, de pronto, viene un tipo y les suelta a la primera de cambio: si queréis actuar éticamente, tenéis que aceptar la derrota…, o lo que vosotros creéis que lo es, porque hay derrotas aparentes que, en realidad, son victorias que os harán mejores personas y, por tanto, también mejores abogados. Dicho de otra manera: en los asuntos que llevéis como abogados, no podéis buscar el éxito a toda costa y a cualquier precio. Hay principios y límites básicos de moral que tenéis que respetar y que, a veces, os colocarán en cierta desventaja frente a vuestros oponentes, cuando ellos los desprecien.
En el fondo, equivale a decir que el fin no justifica cualquier medio y que la ética o la mera humanidad imponen unos límites a nuestra actuación.
Me ha venido esto a la cabeza al hilo del drama que se está viviendo en varios lugares de nuestro castigado planeta, donde parece haber desaparecido todo atisbo de humanidad y las personas se han transformado en meras piezas de un ajedrez cruelmente manejado por unas manos que disponen de las vidas humanas como si ningún valor tuvieran en sí mismas. Y me ha recordado un artículo de Benigno Blanco, brillante como todos los suyos, que leí hace poco: Tolkien, maestro de esperanza.
En él expone una interpretación muy interesante del tratamiento de la esperanza en El Señor de los anillos (ojo, que viene un spoiler). Recuerda Blanco cómo en la Comarca homenajean a Frodo y sus compañeros por haberles librado de Sauron, cuando, en realidad, quien les libró de él fue Gollum. Cuando Frodo había sucumbido al poder del anillo, Gollum se abalanzó sobre él y, de un mordisco, le arrancó dedo y anillo, con tan mala fortuna que cayó al fuego. Es decir, sin Gollum, Frodo se habría transformado, en el mejor de los casos, en un señor oscuro bajo las órdenes de Sauron.
El mérito de Frodo no es la eficacia, sino la esperanza: “hizo todo lo que estaba a su alcance heroicamente, aunque sus fuerzas no llegaron para completar su tarea. Lo que Tolkien propone es que hagamos -con esperanza- lo que está en nuestras manos, no que seamos eficaces en términos de productividad”.
Paradójicamente, fueron los límites éticos, los criterios de humanidad los que permitieron que Gollum se encontrara con Frodo en el Monte del Destino y le arrancara dedo y anillo. Como destaca Benigno Blanco, Si Frodo, Bilbo, Gandalf, Sam o los elfos hubieran matado a Gollum cuando pudieron hacerlo, este no hubiera estado presente para culminar la destrucción del anillo en la hora suprema en que Frodo traicionó su misión. “¡Que gran lección para esos que quieren acelerar impacientemente el advenimiento del bien, deparando muerte y destrucción!”, concluye el autor del artículo.
El mal, ciertamente, existe, pero no se puede extirpar a cualquier precio. El bien también existe, y la esperanza consiste en tener la convicción de que incluso el mal puede estar al servicio el bien. Como dice Gandalf a Frodo: “todo lo que podemos hacer es decidir qué haremos con el tiempo que nos dieron”, es decir, qué uso haremos de nuestra libertad.
Esta es la esperanza cristiana, como demostró el final inesperado de Cristo en la tierra. El propio Tolkien lo dejó entrever en el Silmarillion. Cuando Illúvatar (Dios) compone la canción que es la creación del mundo, Melkor (Satán) introduce temas por su cuenta, y aquél le responde: Nadie puede alterar la música a mi pesar. Aquel que lo intente probará que es solo un instrumento para la creación de cosas aún más maravillosas. “Es decir, quienes intenten estropear la canción no solo no lo conseguirán, sino que la harán más esplendorosa”, añade Blanco.
Pienso que es un buen tema de reflexión para nosotros como padres. ¿Cómo educamos a nuestros hijos? ¿Qué ponemos por delante con nuestro ejemplo y nuestra palabra: el bien, la verdad, la belleza y el amor aun sin obtener resultados… o la eficacia, la competencia y el bienestar aun a costa de los primeros?
Feliz fin de semana y felices vacaciones para quienes podáis disfrutarlas.
Javier Vidal-Quadras Trías de Bes