Paloma Blanc me llamó hace unos meses para invitarme a participar en el 40º Congreso de Fepace (federación de padres y madres de alumnos de los colegios de Fomento de Centros de Enseñanza) que ha tenido lugar este fin de semana en Zaragoza, bajo el lema La educación del carácter, clave de la felicidad. La invitación me hizo especial ilusión, no en vano estoy casado con una exalumna de Canigó, un colegio de Fomento, y nuestras cuatro hijas han ido también al mismo colegio.

La llegada a Delicias, la estación del AVE de Zaragoza, fue un anticipo de lo que nos esperaba. Las madres, padres, alumnos, profesores y personal no docente de los colegios de Fomento de Zaragoza (Sansueña y Montearagón) habían decidido tomar la ciudad, y ahí estuvieron un grupo de ellos todo el día, recibiendo a los congresistas con sus sonrisas impagables. ¡Bienvenidos! ¡Qué ilusión teneros aquí! Los empleados de Renfe estaban alucinados por esa inesperada colaboración ciudadana, que alegró el día de todos los pasajeros.

A partir de ahí, si algún nervio atenazaba algún músculo de alguno de los magníficos ponentes (Ricardo Piñero, Toni Nadal, Javier Cabanyes, Mercedes de Lucas, Pep Borrell, Javier García Manglano, María Calvo, Micaela Menárguez, Isabel Rojas y Rafa Lafuente) por tener que dirigirse a una audiencia de 1300 personas, se distendió como por ensalmo con aquella cálida sensación de haber llegado a casa que ya no nos abandonó en todo el fin de semana.

De las ponencias qué os voy a decir: cualquiera de ellas podría haber dotado de contenido a todo el congreso. Un alud de ciencia, experiencia, consejos, aprendizajes, aciertos y errores compartidos para ayudarnos a ser felices y hacer felices a nuestros hijos han agitado nuestra cabeza y nuestro corazón estos dos días.

Pero no tardamos en averiguar para qué nos había convocado Fepace en realidad, para hacer lo que Fomento lleva sesenta años haciendo: ¡servir! Los detalles, cuidados en la forma y en el fondo, se sucedieron uno tras otro en un tono de familia que no olvidaremos ninguno de los que hemos tenido la gran suerte de vivirlos. En nuestro caso, Teresa y Antonio se han ocupado desde el minuto uno de que Loles y yo disfrutáramos en todo momento libres de toda preocupación. Pronto descubrimos que, con encargo o sin encargo, había muchos (yo diria que 1300) Teresas y Antonios dispuestos a hacer la vida agradable a los demás.

Fepace ha conseguido lo que quería. Poco importa el escaso tiempo, un fin de semana, unas horas… La amistad no cuaja solo en el tiempo, sino también en la profundidad e intensidad de aquello que une. Y cuando lo que une es la felicidad de nuestros hijos, bastan unas horas, y hasta unos minutos, para inflamarla.

La guinda del congreso fue la sabiduría experiencial de Toni Nadal, con su estilo desenfadado, noble y humilde, siempre evitando el protagonismo y desviando la conversación a su sobrino Rafael, como él llama a nuestro “Rafa”. Obediencia, esfuerzo, resistencia, humildad, aceptación de la derrota, luchar por ser mejor cada día, no buscar excusas ni responsables fuera de nosotros mismos, resiliencia, descomplicarse la vida, comer normal y de todo, respeto a los demás, espíritu de servicio, evitar ser el centro… En el fondo, nada nuevo bajo el sol. Lo de siempre, pero avalado por una carrera deportiva inigualable.

Me trajo a la memoria mi primer congreso sobre educación, hace ya treinta años. Recuerdo que, al poco de regresar a casa, leí un artículo de uno de los asistentes en el que contaba la respuesta de su abuela, cuando, ante su curiosidad, él le había explicado el contenido del congreso aludiendo a las virtudes en que les habían insistido, más o menos las que transmitió Toni Nadal. La abuela, explicaba el articulista, le miró sorprendida y le dijo: ¿y para eso habéis necesitado un congreso?

Yo me he hecho la misma pregunta y me he respondido afirmativamente. Sí, para eso hemos necesitado un congreso, no tanto para aprender como para ver y vivir, personificadas en tantas personas juntas, todas aquellas virtudes, las de siempre, las que han inspirado los mejores tiempos de nuestra civilización y laten con fuerza en muchos corazones; este fin de semana, por lo menos, en 1300.

Y no quiero terminar sin explicar el inolvidable momento final del congreso, en el que ¡todos y cada uno de los 1300 asistentes! recibimos una carta que los organizadores habían solicitado nos dirigieran nuestros familiares más íntimos…, que pocos pudieron terminar de leer sin derramar alguna lágrima.

En fin, como me gusta personalizar en alguien, desde aquí quiero agradecer profundamente la invitación y felicitar efusivamente a Paloma Blanc, en representación de todo Fepace y Fomento, y muy en especial a toda la comunidad de los colegios Sansueña y Montearagón por haber proyectado este luminoso resplandor que, a partir de hoy, irá alumbrando muchos rincones de España.

Feliz semana.

Javier Vidal-Quadras Trias de Bes

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