Es natural que nos haya dolido. Es como si, de pronto, una persona buena, a la que quieres mucho, como si fuera tu madre, a quien conoces bien y sabes que ha dedicado su vida a los demás entregando hasta su último aliento es juzgada solo por sus errores. Tú ya conocías esa parte oscura, pero la quieres tanto y ves cada día todo el bien que hace, tanta gente a la que ayuda, tanto olvido de sí… que te duele ese foco iluminando solo su grieta más oscura.
Resultó extraño que determinados grupos parlamentarios encargaran al Defensor del Pueblo que investigara a la Iglesia Católica. El Defensor del Pueblo es una figura regulada en una Ley Orgánica de 6 de abril de 1981 que tiene como finalidad exclusiva supervisar la actividad de la Administración Pública (art. 1), pero los grupos parlamentarios decidieron que la institución (no pública) digna de investigación era la Iglesia Católica.
También resultó asombroso que el encargo se limitara a la Iglesia Católica y no se extendiera a escuelas, clubs deportivos, centros de acogida, familias y demás ámbitos en que la existencia de abusos de menores estaba contrastada.
Y no ha sido menos insólito que una institución como el Defensor del Pueblo, que tiene la obligación legal imperativa de rechazar las quejas anónimas (art. 17.3) y cuya encomienda era, literalmente, «elaborar un Informe sobre las denuncias por abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica y el papel de los poderes públicos», haya decidido basar buena parte de su informe en una encuesta demoscópica.
Por eso nos ha dolido especialmente a los católicos la lectura que algunos han hecho del informe. Al dolor y la indignación de comprobar, una vez más, cómo algunos de nuestros hermanos en la fe han ocasionado tanto sufrimiento a víctimas inocentes se ha añadido la tristeza de ver cómo se juzga parcialmente a nuestra Madre la Iglesia, olvidando todo lo bueno que hace cada día. Y esto nos parece injusto. Estoy seguro de que también los que no ven en la Iglesia a una madre saben comprender que intentemos defenderla, no para justificar lo injustificable, sino para poner todo en la balanza y tener una imagen fiel y completa. ¿No haría cualquier persona lo mismo con su madre?
Y, a pesar de todo, el Defensor del Pueblo ha hecho su trabajo. Ha constatado 487 casos de abusos, que hay que sumar a los 1125 que ya estaban registrados. Son ya demasiados. Él mismo, consciente de la falta de rigor científico que ello suponía, se negó a hacer en la rueda de prensa las extrapolaciones de la encuesta demoscópica que había encargado, tal como algunos periodistas le pidieron, y advirtió del error de este ejercicio. Si se llevara a cabo con todas las consecuencias, resultaría que casi 5.000.000 de personas habrían sufrido abusos sexuales en España en los diferentes “espacios de socialización en que los menores tienen contacto con los adultos”, según expresión del informe, lo que haría de España una sociedad estructuralmente criminal o patológica… o ambas. Pero esto -quizás por ser demasiado inverosímil- nadie lo ha destacado.
Sea como fuere, el daño está hecho. Y me refiero al daño de las víctimas de los abusos. Una herida profunda que ha rasgado demasiadas vidas. ¿Cientos? ¿Miles? ¡Quién lo sabe! Ahora nos toca a nosotros, los millones de católicos ajenos a esas conductas execrables, sufrir este pequeño abuso de la manipulación periodística, que no es nada comparado con el dolor de las víctimas. Quizás nos puede ayudar a empatizar un poco más con los que han sufrido tan intensamente y a ofrecerles lo que de verdad nos caracteriza: amor y oración. Y nos puede llevar también a rezar por nuestros obispos, para que sigan ejemplarmente en la vanguardia de la prevención y lucha contra esta lacra que tan tristemente aqueja a nuestra sociedad.
Abajo os dejo un video que, en medio de tanta confusión, ayuda a recordar la auténtica imagen de nuestra Madre buena, la Iglesia Católica.
¡Feliz día de todos los santos!
Javier Vidal-Quadras Trías de Bes
Amén!!!!
👏👏🙏🙏
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😂 Gracias, Mar!
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Muy buen enfoque analítico. Gracias!
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Gracias por el comentario!
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Muchas gracias Javier!
Qué claras son tus palabras
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Muchas gracias, Marita!!
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