Ayer tuve un encuentro con un grupo de jóvenes para charlar sobre la administración del tiempo. Cuando me preparaba la sesión, me asaltó la duda acerca del concepto ‘tiempo’. ¿Qué es, exactamente? El diccionario de la RALE lo define, en su primera acepción, como ‘duración de las cosas sujetas a mudanza’, pero eso nos dice poco de su razón de ser. En su segunda acepción, lo considera una ‘magnitud física que permite ordenar la sucesión de secuencias en pasado, presente y futuro’, lo que tampoco da razón de la experiencia personal del tiempo.
En efecto, en nuestra vivencia personal, el tiempo más que una magnitud física es una magnitud subjetiva: es una experiencia universal que no dura lo mismo el tiempo de la enfermedad, del dolor o del aburrimiento que el tiempo de la salud, de la alegría o de la actividad. Los primeros transcurren lentamente; los segundos, terminan siempre antes de lo que nos gustaría.
