Iván, el segundo de los hermanos Karamazov, en la novela homónima de Dostoievsky, pronuncia una de las frases que mayor eco ha tenido en toda la historia de la literatura: “Si Dios no existe, todo está permitido”. Hoy, uno de sus compatriotas parece decidido a encarnar el rostro más despiadado de esta sentencia. La guerra de Ucrania ha proyectado una densa sombra sobre el mundo. Por el daño que inflige, el dolor que causa y el miedo que expande.
Si Dios no existe, todo está permitido… ¿Y si Dios existe? Si Dios existe, nada está prohibido. Si Dios existe en la única forma que puede existir, la del amor, nada está prohibido. Quien ama, decía San Agustín, hace lo que quiere. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos.
El amor es el destino de la libertad. Si Dios existe y es amor y vive en nosotros, nada está prohibido: la libertad no necesita límites y la ética no es necesaria porque el amor se convierte en la guía de la persona y ella misma se transforma en su propia norma moral.
La moral es el amor y sus contornos, enseñaba Leonardo Polo. Es necesaria solo porque no sabemos amar. Quien quiere amar solo un poquito necesita un límite: ¿hasta dónde puedo amar sin excederme? ¿Cuál es el contorno de mi amor? ¿Qué es lo que no puedo hacer si quiero amar lo justo? Y la moral acude en su ayuda: no mates, no insultes, no desprecies, no te pongas tú por delante…
Pero la moral auténtica no son los límites, sino el amor. Quien ama mucho no quiere restricciones. Hace lo que quiere porque quiere lo que es bueno, verdadero y bello. Entonces, desaparece el ‘no’ y el amor se hace paradójicamente imperativo porque es el despliegue propio de la libertad: busca el bien de los demás, prefiérelos a ti, entrégate, olvídate de ti, sacrifícate…
Esta semana ha empezado la Cuaresma, cuarenta días de preparación para el amor, de entrenamiento, porque amar exige más esfuerzo que no hacerlo. A veces, un esfuerzo descomunal, sobrehumano.
Es lo que viviremos en Semana Santa, el amor en su expresión más radical. Como cada año, adjunto el link al Viacrucis de un forastero, que quiere expresar el camino que recorre el amor en su adhesión y solidaridad con el que sufre, el camino que nos toca recorrer a cada uno en estos momentos de tanto sufrimiento.
Y, sí, me ha parecido que en las actuales circunstancias era mejor hablar del amor, sin más, que del odio y de la guerra.
Feliz fin de semana.
Javier Vidal-Quadras Trías de Bes
👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏
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Gracias, Mar!!!
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Muchísimas gracias. Javier Buen fin de semana Un abrazo
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A ti, Gustavo! Un abrazo!
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Buenísimo , Muchas gracias!
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Gracias, una vez más, Javier. Yo también he querido escribir esta semana sobre lo que sentía y entendía de Putin y de la guerra. Pero me ha salido solo la ira, el enojo y la incomprensión. Tu has conseguido elegir la mejor parte, el amor, y me ha recordado que vale la pena esforzarme por hacer lo mismo.
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Muchas gracias por tu sincero comentario, Lucas! Me identifico mucho con él.
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