
¡Feliz Navidad!
20 viernes Dic 2024
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20 viernes Dic 2024
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06 viernes Dic 2024
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He tenido siempre muy claro que la palabra tiene un gran poder transformador, como lo acreditan tantas obras de pensadores que han inspirado grandes movimientos sociales y políticos, a veces para bien, a veces para mal. Y, hasta donde me alcanza la memoria biográfica, recuerdo haber sido siempre muy precavido a la hora de escoger las lecturas. De esta forma, como todos, he ido formando mi propio criterio. A ello se une el escaso tiempo de que dispongo, lo que invita a ser muy selectivo.
Uno de los libros más peligrosos en este sentido son los Evangelios. Se comprende que mucha gente tenga reparos en leerlos porque su palabra tiene una fuerza especial (sobrenatural, para los católicos) y, aunque fueron escritos hace veinte siglos, conservan una insospechada actualidad. Yo procuro leerlos unos minutos cada día y no deja de maravillarme la capacidad que tienen para iluminar aspectos de mi día a día.
23 sábado Nov 2024
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El sábado pasado fui a una boda que me hizo especial ilusión porque Loles y yo íbamos invitados por los novios, a quienes llevamos unos 35 años de ventaja en el camino de la vida. La novia es íntima amiga de una de nuestras hijas y en casa es ya como una más.
Durante el banquete, el padre del novio se acercó a nuestra mesa a saludar y, entre bromas y veras, me lanzó un guante: ¡a ver si la semana que viene escribes el post inspirado en esta boda! Como se aprecia, recogí el guante.
La verdad es que ya lo venía rumiando antes de que me lo dijera porque el sacerdote que les casó hizo una homilía profunda que rubricó con una frase casi apodíctica: “si tu mujer o tu marido te cuesta, lo que te falta es Cristo; vete a confesar”, que me dio que pensar.
09 sábado Nov 2024
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Este verano tuve ocasión de escuchar una conferencia de Alfredo Cruz Prados, profesor de Filosofía Política y de Historia del Pensamiento Político, sobre las buenas maneras, cuya importancia, constataba el conferenciante, ha decaído en la sociedad actual. Me pareció que abordaba el asunto desde una perspectiva profunda y novedosa, y me gustaría compartirlo con vosotros.
No hay ética sin estética. Lo moral tiene su exterioridad, se manifiesta al exterior de alguna manera, y esta, como todo en esta vida, puede ser mejor o peor. Lo ideal es que lo exterior de lo moral responda a su bondad interior y, por tanto, que sea bello, aunque no siempre se logra.
Ya he contado alguna vez la anécdota de aquel catedrático de Estética (una rama de la filosofía) al que, tras pronunciar una conferencia sobre la importancia del buen gusto, una mujer del público le quiso enmendar la plana negando su tesis principal, y rubricó su intervención diciendo: “oiga, pero sobre gustos no hay nada escrito”. El catedrático, con toda paz, le contestó: “sobre gustos hay mucho escrito, señora. Lo que pasa es que usted no lee nada”.
11 viernes Oct 2024
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Dicen que el epitafio de la tumba de San Ivo rezaba así: «Sanctus Ivus erat brito, advocatus et non latrus; res miranda populo» (San Ivo era bretón, abogado y no ladrón, cosa que admiraba el pueblo), lo que muestra crudamente la mala fama que en el imaginario popular tienen, tenemos, los abogados. Un amigo de mi suegro, que me quería mucho y me conocía poco, siempre me decía: “Javi, tú solo tienes un defecto: que eres abogado”. ¡Y no he mejorado mucho!
30 lunes Sep 2024
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Reflexionaba el otro día acerca de la convicción extendida de que la sociedad recorre históricamente una trayectoria de progresión constante y que las personas humanas hemos ido evolucionando de tal manera que una generación es siempre más avanzada y mejor que la anterior.
A mi juicio, este pensamiento es un poco ingenuo… o soberbio. ¿De verdad alguien cree que Aristóteles, Averroes o Tomás de Aquino serían hoy más inteligentes o más éticos que lo fueron en su época? Desde luego, tendrían más información a su alcance (la acumulada durante los siglos posteriores a su muerte), pero su inteligencia, su capacidad de raciocinio y su temple moral serían los mismos, y el modo en que se proyectaran dependería de su entorno vital.
13 viernes Sep 2024
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El sábado pasado fui a una boda en la que el sacerdote terminó el sermón diciendo: “Ojalá os améis de tal manera que los demás, cuando os vean, puedan exclamar: si estos, que son humanos, se aman así, ¿cómo será el amor de Dios?”
El sacramento (del latín “sacra”, sagrado, y “mentum”, medio, instrumento) era el juramento que los romanos podían hacer a su emperador-dios, mediante el cual recibían un sello que les acreditaba como miembros de su milicia y les comprometía hasta el extremo de matar y morir por él.
01 domingo Sep 2024
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Este mes de agosto he tenido la oportunidad de escuchar algunas conferencias interesantes. Una de ellas, impartida por Miguel Ángel Martínez González, catedrático de Salud Pública y autor del libro «Salmones, hormonas y pantallas», resultó especialmente práctica, y pienso que su contenido, que a continuación resumiré, puede ser muy útil para todas las familias en este inicio de curso.
Lo de los salmones viene a cuento porque son peces que nadan contra corriente, que es la propuesta del autor en lo que se refiere al uso de las pantallas. Pero, para nadar contra corriente, se necesita determinación y una cierta fortaleza. Los consejos principales que el conferenciante dio en su ponencia se pueden agrupar en los siguientes tres bloques:
Y, como la unión hace la fuerza, el último consejo consistió en promover alianzas con otras familias. Empieza a haber un cierto consenso social acerca de los estragos que las pantallas están haciendo en la salud mental de nuestros hijos, y nos toca a los padres, como primeros educadores y últimos responsables de su formación, acelerar los tiempos e ir compartiendo con otras familias algunas de estas medidas. No es fácil resistir a los embates de los hijos, que no quieren sentirse raros entre sus amigos…, a no ser que, entre todos, consigamos que el ‘raro’ pase a ser aquel que tiene un móvil inteligente antes de una edad determinada. Mucho ánimo, padres jóvenes: ¡mayores logros se han alcanzado en la historia de la humanidad!
¡Feliz domingo!
Javier Vidal-Quadras Trías de Bes
08 jueves Ago 2024
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El sábado pasado empezamos las vacaciones… y el lunes nos cayó como una bomba una de las peores noticias que pueden darse en ese momento: F18.
Nunca he entendido por qué enigmática razón los fabricantes de lavadoras catalogan las averías como si fueran carreras de coches. En nuestro caso, F18 (“no está drenando el agua”) es ya una vieja amiga, pero esta vez no pudimos con ella.
La segunda mala noticia fue que el técnico no podría venir hasta el jueves. Imposible. Hijos, nietos (uno de ellos en proceso de control de esfínteres nocturno), un bebé que regurgita, excursiones, deporte, mi padre que llega en un par de días. ¡Hay que pensar un plan B!
28 domingo Jul 2024
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Me he tomado unas vacaciones de blog, forzadas por la acumulación de trabajo del mes de julio, y me encuentro ahora con otra acumulación: la de asuntos que comentar en el post.
Primero, me ha asaltado la tentación de comentar el grotesco e incoherente espectáculo de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, movimiento que yo siempre había asociado con la promoción de la paz y la hermandad y ahora parece que ha cambiado su objeto por el del fomento de la desunión y la injuria.
Pero, una lectura oportuna de San Agustín, para quien el mal no existe, sino que es la ausencia de bien, me ha convencido de que no vale la pena dedicar un post al mal. Es el problema eterno de la cultura ‘anti’: igual que le pasa al mal, no tiene identidad propia y no puede vivir sin el bien que agrede, que, a la postre, acaba afirmando.
Otra cosa es la estética grotesca, caricaturesca y burlona que nos endilgaron los diseñadores de la primera parte del espectáculo. Aquí bastará recordar la respuesta que dio aquel catedrático de estética a una mujer que, al terminar la conferencia del primero, le quiso enmendar la plana negando su tesis principal. “Sobre gustos no hay nada escrito”, le espetó. Y el catedrático, con toda paz, le contestó “sobre gustos hay mucho escrito, señora. Lo que pasa es que usted no lee nada”.
Así que, superada la instintiva tentación de hablar de las Olimpiadas, puedo centrarme en lo más importante que me ha sucedido estos días, que tampoco es la victoria de España en la Eurocopa. Aunque, he de admitir, que la rueda de prensa de su entrenador distinguiendo la religión católica de la superstición no tiene desperdicio. Ponerse una camiseta amarilla que da la suerte, llevar un amuleto o preocuparse porque alguien ha derramado la sal no es compatible con una fe madura. A fin de cuentas, la respuesta de Luis de la Fuente al periodista ateo que le preguntó por su superstición confundiéndola con la religión estaba teñida de sentido común. Yo tampoco entiendo a los ateos, contestó, como diciendo que, en el fondo, no es tanto una cuestión de fe como de razonabilidad. Y solo contemplando la perfección de una hormiga o los grandes misterios que nos rodean a diario, cuya respuesta no está en este mundo, es fácil llegar a la conclusión de que es más razonable creer que no creer.
Y, por fin, llego a lo importante: ¡el bautizo de Elena, nuestra cuarta nieta! El bautismo es un momento especial, muy especial, para los católicos. Hay gente que piensa que es mejor esperar a que decida la niña cuando sea mayor si quiere bautizarse o no. Pero esto sería equivalente a mantenerla en el anonimato hasta que ella decida cómo quiere llamarse, o en la asepsia educativa hasta que ella decida con qué destrezas o conveniencias sociales se encuentra más cómoda.
El problema (para nosotros, la gran noticia) con que nos encontramos los católicos es que nuestra religión no es una doctrina ni un reglamento, sino una persona, la única en la historia de la humanidad que ha tenido la osadía de autoproclamarse Dios y resucitar para demostrarlo. Y, claro, cuando alguien así se despide diciendo: “id y bautizad a todas las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, ¿Qué vamos a hacer los que le hemos conocido?
El segundo problema (para nosotros, el gran gozo) con que nos encontramos los católicos es que esta persona vive, y muchos conversamos con ella cada día en algún rato de oración. Por eso, cuando alguien se mofa del momento más emotivo y solemne de su vida, la cena en la que nos transmitió su testamento, nos duele, como dolería a cualquiera que alguien se burlara de las últimas palabras de su madre en el lecho de muerte. Nos duele, pero, paradójicamente, no nos incita a la violencia sino a la compasión, porque él mismo nos enseñó a rezar por los que nos persiguen. Aunque, como simples humanos que somos, no siempre (¡casi nunca!) estemos a su altura.
Y esto es, precisamente, lo que queremos para Elena. Hace dos semanas dio el primer paso. Ahora les toca a los padres y padrinos, ¡también a nosotros, los abuelos!, ayudarle a dar los siguientes.
¡Feliz domingo!
Javier Vidal-Quadras Trías de Bes