Soneto de Sábado Santo

Ayer te vi en la Cruz, con Él muriendo,
te vi caer, llorar y levantarte,
te vi, con Él, en su árbol enclavarte,
te vi todo el dolor en ti asumiendo.

Hoy me vine hacia ti compadeciendo
que ya no está Él aquí para abrazarte.
Mi fuerza escasa yo quería darte
y te he encontrado, Madre, sonriendo.

¿A quién sonríes, Madre, en este día
que todo ha resultado un triste ensueño?
¿Es tanto tu dolor que te extasía?

“Confía en mí y verás que en este leño
se alzará renovada la alegría
y cortos quedarán todos tus sueños».

Javier Vidal-Quadras Trías de Bes

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