Ante la pregunta “tú quién eres”, la respuesta inmediata es personal y familiar: soy Javier Vidal-Quadras Trías de Bes. Lo personal se expresa en el nombre; lo familiar, en los apellidos. En otras épocas importaba más la tribu o el lugar (soy Pablo de Tarso), pero hoy nadie se identifica así, a pesar de que estamos inmersos en una cultura identitaria, que tiende a confundir la parte con el todo y a construir identidades sobre aspectos parciales de la persona (la nacionalidad, la ideología política, las tendencias sexuales…).
El nombre es importante, lo más importante, porque yo he de construirme como persona y desarrollar mi propio ser, pero la familia es el punto de partida.
Los sociólogos y antropólogos del siglo XX debatieron mucho sobre el tabú del incesto. Les llamaba la atención que todas las culturas y civilizaciones conocidas hubieran establecido la prohibición del matrimonio o de las relaciones sexuales entre miembros de la misma familia hasta cierto grado (variable según los casos). Lo que les intrigaba era la universalidad, y discutieron si era una regla de origen natural, social o ambas. Lèvy-Strauss fue uno de los que más se significó, y concluyó que el tabú del incesto es el único fenómeno que tiene al mismo tiempo una dimensión natural (la naturaleza se mueve en lo universal) y una cultural (la cultura se rige más por lo particular).
No me voy a entretener en esta interesante polémica. En el post pasado anuncié que hablaría de las dimensiones de la familiaridad y la primera es esta: la identidad personal.
La familia asegura esa identidad. Nos ubica en el mundo. Nos dice de quién venimos y, lo más importante, nos hace irreemplazables. Si tu identidad la encuentras en un grupo, en una nación, en una ideología, eres como los demás, una parte del todo, una pieza del engranaje. Lo que te hace irreemplazable es la familia, el tabú del incesto.
Los miembros de una familia son irreemplazables y no intercambiables. No se puede, moralmente hablando, sustituir un hijo por otro: el tuyo me gusta más que el mío, ¿me lo cambias?
Pero, atención, tampoco cabe el intercambio dentro de la familia:
- Papá, ¿te importa que durante un tiempo yo sea el padre y tú el hijo?
- No, hijo, tú no puedes ser el marido de tu madre porque tú eres su hijo y no tu padre.
Esto es lo que indica el tabú del incesto. Las relaciones incestuosas se han prohibido en todos los grupos humanos, entre otras razones, porque significan la usurpación de roles familiares impropios.
La familia otorga identidad, te ayuda a descubrir quién eres. Por eso es fácil que quien reniega de la familia tenga problemas de identidad. Tiene que elaborar una desde cero. Por supuesto, la identidad que otorga la familia es mejorable, y esta es tarea de todos. Pero es un principio.
Las mafias, las maras y otros grupos orientados al mal se nutren en muy buena parte de los niños sin familia. En sociedades que han sufrido guerras o convulsiones duraderas se hace muy evidente. Hay muchos niños sin filiación que son presa fácil de la ‘afiliación’. Necesitan un entorno que les dé seguridad e identidad y, como no lo encuentran en la familia que les han arrebatado, quedan expuestos a caer en las manos de cualquiera que les ofrezca una simulación más o menos aparente.
Además, la familia es un principio de realidad que te recuerda constantemente quién eres y te coloca en tu lugar. Tiene, como recuerda Hadjadj, un ‘anclaje sexual’ que desvela la impostura. Cualquier influencer o personaje que se haya dejado cautivar por los cantos de sirena de la fama pierde el halo de artificio en lo privado. Con su madre, con su padre vuelve a ser en verdad quien es, no puede engañarles ni evitar el origen común, y algunos, qué triste, hasta sienten vergüenza de ese origen.
Y lo que vale para la familia biológica vale también en muy buena parte para la adoptiva. Como decía en mi post anterior, la familia originaria es el referente, pero hay a veces lazos espirituales mucho más fuertes que el biológico, aunque aquí, naturalmente, al concurrir lo espiritual (familia adoptiva) con lo biológico (familia de origen) intervienen otros factores.
Feliz fin de semana.
Javier Vidal-Quadras Trías de Bes